Me callo, humillada. Que patético ha sonado eso. Todo este tiempo me he esforzado por no lloriquear, por no autocompadecerme por no mostrar debilidad delante de este maldito demonio que me ha tocado por enlace...y, ahora que he caído tan bajo, no solo lo he hecho ante él, si no delante de la frívola diablesa que se lo va a llevar a la cama.
Dos velas para el Diablo-Laura Gallego.
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