Capítulo 1
LA MAYORÍA DE PERSONAS ENCONTRARÍAN ser llevados a un terreno subterráneo, en una noche tormentosa, espantoso. Yo no.
Las cosas que podía explicar con datas no me asustaban. Era por eso que mantenía silencio recitando hechos a mi misma mientras descendía más y más debajo del nivel de las calles. El terreno era una reliquia de la Guerra Fría, construído como protección en tiempos en que las personas pensaban que los misiles nucleares estaban en cada esquina. En la superficie, el edificio albergaba un almacén de tienda de artículos de óptica. Eso era el frente. Nada aterrador. ¿Y la tormenta? Era un simple choque de fenómenos atmosférico natural. Y, en realidad, si te vas a preocupar de salir herido en una tormenta, entonces ir a un subterráneo era muy inteligente.
Asi que, no. Este viaje, aparentemente siniestro, no me asustaba en lo más mínimo. Todo estaba construído en hechos razonables y lógica. Podía lidiar con aquello. Era el resto de mi trabajo donde encontraba el problema.
Y, en realidad, quizás eso era el por qué viajes a tormentosos subterráneos no me perturbaban. Cuando pasas el tiempo de tus días viviendo entre vampiros y mitad-vampiros, transportarlos para que consiguiesen sangre, y proteger sus secreto existentes del resto del mundo..., bueno, esto te daba algo de perspectiva única sobre la vida. Había sido testigo de batallas sangrientas de vampiros y visto hazañas mágicas que desafiaban cada regla de la física que yo conocía. Mi vida era una constante lucha como para contener mi miedo de lo inexplicable y tratar desesperadamente de encontrar un camino para explicarlo.
"Mira por donde vas,' mi guía me dijo mientras bajábamos por otro viaje de escaleras de concreto. Todo lo que había visto hasta ahora era concreto. Paredes, suelo y techo. La superficie gris y áspera absorbía la luz fluorescente que intentaba iluminar nuestro camino.Era deprimente y frio, inquietante en su quietud. El guía parecía adivinar mis pensamientos. "Hicimos modificaciones y expansiones desde que esto fue originalmente construído. Lo verás una vez que alcancemos la sección principal."
Efectivamente. Las escaleras finalmente dieron paso a un corredor con varias puertas cerradas que recubrían los lados. La decoración era todavía de concreto, pero todas las puertas eran modernas, con cerrojos electrónicos mostrando luces de color rojo y verde. Él me llevó al segundo piso de la derecha, una con una luz verde, y me encontré a misma entrando una sala perfectamente normal, como cualquier habitación de descanso que encontrabas en cualquiera oficina moderna. Una alfombra verde cubría el suelo, como en un intento de convertirlo en hierba, y las paredes eran de un color oscuro que daban ilusión a algo cálido. Un sofa grande y dos sillas se encontraban en el lado puesto de la habitación, junto con una mesa llena de revistas. Lo mejor de todo era que la habitación tenía un contador con un fregadero y una máquina de cafe.
"Siéntete como en casa," me dijo mi guía. Suponía que él tenía casi mi edad, dieciocho, pero sus intentos irregulares en hacerce crecer una barba lo hacían más joven. "Ellos vendrán a por ti en un rato."
Mis ojos nunca habían dejado de mirar a la máquina de cafe. "¿Puedo hacer un poco de cafe?
"Claro," dijo él. "Lo que quieras."
Él se fue, y practimante corrí hacia el contador. El cafe era premolido y parecía como si hubiera estado aquí desde la Guerra Fría. Mientras fuera cafeína, no me importaba. Mis ojos se habían puesto rojos por el viaje desde California, e incluso con una parte del día para recuperarme, todavía me sentía con sueño y con cara de sueño. Puse la cafetera en marcha y paseé por la habitación. Las revistas estaban puestas en montones de pilas al azar, asi que las coloqué en una pila ordenada. No podía soportar el desorden.
Me senté en el sofa y esperé a por el cafe, preguntándome una vez más sobre de que iba esta reunión. Había pasado una buena parte de la tarde aquí en Virginia reportando a un par de Alquimistas funcionarios acerca del estado de mi asignación actual. Estaba viviendo en Palm Springs, pretendiendo ser una estudiante de último año en una escuela privada para proteger a Jill Mastrano Dragomir, una princesa-vampiro obligada a esconderse. Mantenerla con vida significaba mantener a su gente fuera de una guerra civil, algo que alertaría a los humanos del mundo supernatural que asechaba debajo de la superficie de la vida moderna. Era una misión vital para los Alquimistas, asi que no estaba completamente sorprendida que ellos quisieran noticias. Lo que me sorprendió fue que ellos no lo quisieran obtener por el teléfono. No podía descifrar la otra razón que podría haberme traído hasta esta falicidad.
La cafetera acabó. Solo lo había puesto para tres tazas de cafe, lo cual probablemente sería suficiente para que me ayudase a pasar la noche. Acababa de llenar mi taza cuando la puerta se abrió. Un hombre entró, y estuve a punto de hacer caer el cafe.
"Señor Darnell," dije, poniendo el bote denuevo en la hornilla. Mis manos temblaron. "Es---es bueno verle denuevo, señor."
"A ti también, Sydney," dijo él, forzando una sonrisa rígida. "Tú ciertamente has crecido."
"Gracias, señor," dije, insegura de que hallase sido un cumplido. Tom Darnell era de la edad de mi padre y tenía el pelo de color marrón combinado con gris. Habían más líneas en su rostro desde la última vez que lo ví, y sus ojos azules tenían una mirada inquieta que usualmente no solía asociar con él. Tom Darnell era un funcionario de alto rango entre los Alquimistas y había ganado su posición a través de decisión decisiva y una ética de trabajo fuerte. Él siempre parecía tan inalcansable cuando yo era más joven, ferozmente confidente e impresionante. Ahora, él parecía tenerme miedo, lo que no tenía sentido. ¿No estaba enfadado? Después de todo, yo era la responsable de que su hijo halla sido arrestado y encerrado por los Alquimistas.
"Aprecio que hallas venido hasta aquí," él agregó una vez que unos momentos incómodos pasaron. "Se que es un viaje largo de ida y vuelta, especialmente en un fin de semana."
"No es ningun problema, señor," dije, esperando a que sonara confidente. "Estoy feliz de ayudar con...lo que sea que necesite." Aún me preguntaba lo que exactamente eso podría ser.Él me estudió por unos segundos y dió una inclinación de cabeza.
"Eres muy dedicada," dijo él. "Igual que tu padre." No di ninguna respuesta. Sabía que ese comentario había sido sido un cumplido, pero en realidad no lo había tomado de esa manera.Tom se aclaró la garganta.
"Bueno, entonces. Saquemos esto del camino. No quiero molestarte más de lo que es necesario." Denuevo, me puse nerviosa, de una manera diferente. ¿Por qué estaría tan consciente de mis sentimientos? Después de lo que le hice a su hijo, Keith, hubiera esperado enfado y acusaciones. Tom abrió la puerta para mi y me indicó que avanzara.
"¿Puedo traer mi cafe, señor?"
"Por supuesto." ÉL me llevó denuevo al pasadillo de concreto, hacia las puertas cerradas. Apreté mi cafe como una manta de seguridad, más asustada de lo que había estado cuando entré a este lugar. Tom se detuvo en una de las puertas, en frente de una con una luz roja, pero dudó antes de abrirla.
"Quiero que sepas...que lo que hiciste fue increiblemente valiente," dijo él, sin mirarme a los ojos. "Se que tú y Keith fueron - son- amigos, y pudo haber sido fácil entregarlo. Eso demuestra cuan comprometida estás con tu trabajo, algo que no siempre es fácil cuando sentimientos personales están involucrados." Keith y yo nunca habíamos sido amigos, pero supuse que podía entender el error de Tom. Keith había vivido con mi familia por un verano, y después, él y yo habíamos trabajado en Palm Springs. Entregarlo por sus crímenes para nada me había resultado difícil. De hecho, lo había disfrutado. Aunque mirando la mirada afectada de Tom en su rostro, sabia de que no podía decir algo como eso.Tragué saliva.
"Bueno. Nuestro trabajo es importante, señor." Él me dió una sonrisa triste. "Si. Ciertamente lo es." La puerta tenía un teclado de seguridad. Tom apretó una serie cerca de diez dígitos, y la cerradura se abrió. Él empujó para abrir la puerta y lo seguí para adentro. La cruda habitación estaba apenas alumbrada y tenía a tres personas dentro, por lo que inmediatamente no reconocí lo demás que la habitación contenía. Sabía inmediatamente que los otros eran Alquimistas. No había otra razón por la que habrían estado en este lugar. Y, por supuesto, ellos poseían las señales indicadoras que los hubieran identificado en una calle ocupada. Ropa de negocios de inclasificable colores. Un tatoo de lirio dorado brillaban en us mejillas izquierda. Era parte del uniform que todos compartíamos. Eramos una armada secreta, asechando en las sombras de nuestros amigos humanos.Tres de ellos estaban sosteniendo un portapapeles y mirando una de las paredes. Fue alli cuando noté el propósito de esta habitación. Una ventana en la pared daba paso a otra habitación, una con mucha más luz en esta.Y Keith Darnell estaba en esa habitación.Él se lanzó al cristal separándonos y empezó a golpear sobre esta. My corazón comenzó a latir fuerte, y tome unas cuantos pasos hacia atrás segura de que él vendría a por mi. Me tomó un momento darme cuenta que él en realidad no me veía. Me relajé un poco. Solo un poco. La ventana era un espejo unidireccional. Él presionó sus manos en el cristal, mirando freneticamente hacia adelante y hacia atrás a los rostros que sabía que estaban allí pero no podía ver.
"Por favor, por favor," lloró. "Déjenme salir. Por favor déjenme salir de aquí." Keith parecía un poco desaseado desde la última vez que lo ví. Su cabello estaba desordenado y parecí como si hubiera sido cortado en el mes que estuvimos separados. Vestía un simple conjunto gris, del tipo que veías en los prisioneros o pacientes mentales, eso me recordó a la pared de concreto en el pasillo. Lo más notable de todo fue la mirada desesperada y asustada en sus ojos, o mejor dicho, en su ojo. Keith había perdido uno de sus ojos en un ataque de vampiro que yo secretamente ayudé a planear. Ninguno de los Alquimistas sabía sobre esto, asi como ninguno de ellos sabían como Keith había violado a mi hermana mayor, Carly.Dudé que Tom Darnell me hubiera alabado por mi "dedicación" si sabía acrca de mi venganza. Viendo el estado en el que Keith estaba ahora, sentí un poco de pena por él, y especialmente mal por Tom, de quien rostro estaba lleno de dolor puro. Aún asi no sentía mal por lo que le había echo a Keith. No el arresto, ni el ojo. Puesto asi de simple, Keith Darnell era una persona mala."Estoy seguro que reconoces a Keith," dijo uno de las Alquimistas con el portapapeles. Su cabello gris estaba amarrado en un apretado y ordenado moño. "Si, señora," dije. Fui salvada por otra respuesta cuando Keith golpeó el cristal con una nueva furia. "¡Por favor! ¡Hablo en serio! Lo que sea que quieran. Haré lo que sea. Diré lo que sea. Creeré en cualquier cosa. Solo, por favor, ¡no me envien denuevo alla!" Ambos Tom y yo retrocedimos, pero los otros Alquimistas observaban con desprendimiento clínico y apuntaban unas notas en sus portapapeles. La mujer del moño levantó la vista hacia mi como si no hubiera habido ninguna interrupción.
"El joven señor Darnell ha estado pasando un tiempo en uno de nuestros centros de re-educación. Una desafortunada, pero necesaria acción. Su tráfico de productos ilícitos fue ciertamente indebido, pero su colaboración con vampiros es imperdonable. Aunque él aclama que no tiene ningun lazo con ellos...bueno, nosotros no podemos estar del todo cierto. Incluso si está diciendo la verdad, también cabe la posibilidad que sus transgresiones puedan expanderse en algo más, no en solo una colaboración con los Moroi, pero también con los Strigoi. Haciendo lo que hemos estado haciendo lo mantiene de esa pendiente resbaladiza."
"Es en realidad por su propio bien," dijo el tercer Alquimista con portapapeles. "Le estamos haciendo un favor." Un sentimiento de horror se extendió a través de mi. Toda la existencia de los Alquimistas se reducía a cubrir el secreto de la existencia de los vampiros a los humanos. Creíamos que los vampiros eran criaturas no naturales quienes no tenían nada que ver con los humanos como nosotros. Lo que era una preocupación particular eran los Strigoi, malos, vampiros asesinos, quienes llevaban a los humanos a la servidumbre con promesas de inmortalidad. Incluso los pacíficos Moroi y sus contrapartes, mitad humanos, los dhampirs, eran recibidos con sospechas. Nosotros trabajamos con esos dos últimos grupos muchas veces, y aunque habíamos sido enseñados a tratarlos con odio, era un hecho inevitable que algunos Alquimistas no solo se hicieran cercanos a los Moroi y los dhampirs...sino que también empezaran a gustarles. La parte loca era que, a pesar de su crimen por vender sangre de vampiro, Keith era una de las últimas personas en quien pensaría cuando se trataba de ser amistosos con los vampiros. El había hecho su aversión perfectamente obvia en una número de veces. En verdad, si alguien se merecía ser acusado de tener algun lazo con los vampiros...bueno, esa sería yo.Uno de los otros Alquimistas, un hombre con gafas de sol reflejantes colgaban de su cuello, hizo una lectura.
"Usted, señorita Sage, ha sido un ejemplo remarcable para alguien dispuesto a trabajar extensamente para ellos y seguir con su objetividad. Su dedicación no ha pasado desapercibida por aquellos por encima de nosotros."
"Gracias, señor," dije, inquieta, preguntándome cuantas veces había oído la palabra "dedicación" traída esta noche. Esto era muy diferente de como me encontraba hace unos meses, cuando me había metido en problemas por ayudar a una dhampir fugitiva escapar. Ella luego había sido declarada inocente, y mi participación había sido escrita como "ambición de carrera."
"Y," continuó el de gafas de sol, "considerando tu experiencia con el señor Darnell, creímos que tú serías la persona excelente para darnos una declaración." Volví mi atención denuevo a Keith. El había estado golpeando y gritando demasiado casi todo este tiempo. Los otros habían logrado ignorarlo, asi que yo también intenté hacerlo.
"¿Una declaración sobre que, señor?"
"Estamos considerando si regresarlo o no a re-educación," explicó Gray Bun, "Él ha hecho un progreso excelente allí, pero algunos sienten que es mejor estar a salvo y asegurarnos de que cualquier oportunidad de formar un lazo con un vampiro sea erradicada." Si el comportamiento actual de Keith era un "progreso excelente", no podía imaginarme lo que un pobre progreso era.El de gafas de sol preparó su bolígrafo encima de su portapapeles.
"Basado en lo que ha sido usted testigo en Palm Springs, señorita Sage, ¿cuál es su opinión del estado de mente sobre el señor Darnell acerca de los vampiros?" Probablemente "otras medidas de preocupación" significaba más re-educación.Mientras Keith continuaba golpeando en la distancia, todos los ojos de la habitación estaban sobre mi. El alquimista con el portapapeles parecía realmente curioso. Tom Darnell estaba visiblemente sudando, mirándome con miedo y anticipación. Suponía que era entendible. Tenía el destino de su hijo en mis manos. Emociones conflictivas vagaban dentro de mi mientras consideraba a Keith. No tan solo no me gustaba, lo odiaba. Y yo no odiaba a muchas personas. No podía olvidar lo que le hizo a Carly. Igualmente, los recuerdos de lo que había hecho a otros en Palm Springs estaba todavía presentes en mi cabeza. Él me había calumniado e hizo mi vida miserable en un intento para cubrir su estafa. Él también trataba horriblemente a los vampiros y dhampirs de los que estaba encargado proteger.Me hacía cuestionar sobre quienes eran los verdaderos monstruos. No sabía exactamente lo que había pasado en el Centro de re-educación. Juzgando por la reacción de Keith, era probable que era algo malo. Había una parte de mi que le hubiera encantado decirle a los Alquimistas que lo enviaran alli denuevo por años y que nunca lo dejaran ver la luz del día. Sus crímeses merecían un castigo severo, y aún asi, no estaba segura que merecían este particular castigo.
"Creo...Creo que Keith Darnell is corrupto," dije finalmente. "Es egoísta e inmoral. No tiene preocupación alguna por otros y los hiere para alcanzar sus propios propósitos. Él está dispuesto a mentir, engañary robar para obtener lo que quiere." Dudé antes de continuar. "Pero...No creo que ha sido cegado por lo que los vampiros son. No creo que sea cercano a ellos o en peligro de caer con ellos en el futuro. Dicho esto, tampoco creo que debería de ser permitido hacer trabajo de Alquimista en un previsible futuro. Si esto significa encerrarlo o tan solo ponerlo a prueba, eso depende de ustedes. Sus acciones del pasado demuestran que él no toma nuestras misiones seriamente, pero eso es por egoísmo. No por una relación no natural con elllos. Él...bueno, para ser franca, es solo una mala persona.El silencio me encontró, a salvo por los frenéticos garabatos de lapices mientras un Alquimista tomaba notas. Me atreví a mirar Tom, con miedo después de haber hablado completamente de su hijo. Para mi sorpresa, Tom parecía...aliviado. Y agradecido. De hecho, él parecía en el borde de lágrimas. Mirándome, el pronunció, gracias. Sorprendente. Acababa de problamar a Keith como un horrible ser humano en todas las maneras posibles. Pero nada de eso importaba para su padre, mientras que no acusase a Keith por estar ligado con los vampiros. Podría haber llamado a Keith un asesino, y Tom hubiera estado probablemente agradecido si significaba que Keith no era amigo de los enemigos.Me molestaba y me hacia preguntarme denuevo quienes eran los verdaderos monstruos en todo esto. El grupo que dejé en Palm Springs era unas miles de veces más morales que Keith.
"Gracias, señorita Sage," dijo Gray Bun, terminando su notas. "Ha sido extremadamente de mucha ayuda, tomaremos esto en consideración mientras tomamos una deciión. Puede retirarse. Si sale al pasillo, encontrará a Zeke esperando a sacarla." Era una despedida algo bruta, pero eso era típico de los Alquimistas. Eficiente. Hasta un punto. Hice un gesto de despedida y un último vistazo a Keith antes de abrir la puerta. Tan pronto como se cerró destrás de mi, me encontré en el pasillo, tranquilamente en silencio. Ya no podía oir a Keith.Zeke, como parecía, era el Alquimista que originalmente me trajo.
"¿Todo listo?" preguntó.
"Asi parece," dije, aún un poco sorprendida por lo que había sucedido. Sabía que mi anterior interrogación en la situación de Palm Springs habia sido simplemente una conveniencia para los Alquimistas. Yo había estado en esa área, asi que ¿por qué no tener una reunión en persona? No había sido escencial. Esto - ver a Keith - había sido el verdadero propósito de mi viaje a través del país. Mientras caminábamos de regreso al pasillo, algo que no había notado antes, llamó mi atención. Una de las puertas tenía una buena cantidad de seguridd, más que la habitación donde acababa de estar. Junto con las luces y el teclado había un cerrojo desde la parte de afuera. Nada lujoso, pero claramente era para cuidar lo que sea que había detrás de esa puerta.Me detuve a pesar de mi misma y estudié la puerta por unos momentos. Entonces, continué caminando, sabiendo que no debía decir nada. Los buenos Alquimistas no preguntaban preguntas. Zeke, viendo mi mirada, se detuvo. Me miró, luego a la puerta y luego denuevo a mi.
"¿Quieres....quieres ver lo que hay adentro?" Sus ojos rápidamente pasaron por la puerta de donde habíamos salido. Él era de rango bajo. Lo sabía, y claramente tenía miedo de meterse en problemas con los otros. Al mismo tiempo, había una ansiedad que sugería que él estaba emocionado acerca de los secretos que él guardaba, secretos que él no podía compartir con otros. Yo era una salida segura.
"Depende de lo que halla alli adentro," dije.
"Es la razón por la que lo hacemos," dijo misteriosamente. "Echa un vistazo, y entenderás por qué nuestras metas son tan importantes." Decidiendo en arriesgarse, me mostró una tarjeta sobre el lector y presionó otro largo código. Una luz en la puerta se puso verde, y él abrió el cerrojo. Estaba esperando otra habitación en penumbras, pero la luz era tan fuerte dentro, casi lastimaba mis ojos. Puse una maso sobre mi frente para protegerme a mi misma.
"Es una clase de terapia de luz," Zeke explicó apenado. "¿Sabes cómo la gente en las regiones tienen lámparas de rayos ultravioleta? Los mismos rayos. La esperanza es que esto hará que las personas como él sean un poco más humanos otra vez, o al menos, desanimarlos de pensar que son Strigoi." Al principio, me encontraba muy mareado para saber a lo que se referá. Entonces, en la sala vacía, ví una celda. Largas barreras de metal cubrían la entrada, lo cual estaba cerrada con otro lector de tarjeta y teclado. Parecía un exceso cuando alcance a ver un hombre dentro. Era mayor que yo, en la mitad de sus veintes si tenía que adivinar, y tenía una apriencia descuidada que me hizo ver a Keith como limpio y ordenado. El hombre era delgado y estaba acurrucado en una esquina, con los brazos cubriendo sus ojos en contra de la luz. Él llevaba puesto unas esposas en los pies y en las manos y claramente, no iba a ir a ninguna parte. Ante nuestra entrada, se atrevió a echarnos un vistazo, y luego descubrió más de su rostro.Un escalofrío corrió por mi. El hombre era humano, pero su expresión era tan fria y mala como la de cualquier Strigoi que halla visto. Sus ojos grises eran depredadores. Sin vida, como los de unos asesinos quienes no tenían sentido de simpatía por otras personas.
"¿Me has traído comida?" preguntó en una voz áspera que tenía que ser falsa. "Una chica buena, ya veo. Más delgada de lo que me gusta, pero estoy seguro que aún asi su sangre es suculenta."
"Liam," dijo Zeke con una paciencia cansada. "Ya sabes dónde está tu comida." Apuntó a la bandeja de comida que no había sido tocada en la celda y que parecía que se había enfriado hace mucho tiempo. Nuggets de pollo, judías verde y una galleta dulce.
"Él casi nunca come nada," Zeke me explicó. "Es por eso que están tan delgado. Sigue insistiendo con la sangre."
"Espera...¿qué es él?" Pregunté, incapaz de dejar de mirar a Liam. Era una pregunta tonta, por supuesto. Claramente, Liam era humano, pero aún asi...había algo en él que no era correcto.
"Un alma corrupta que quiere ser un Strigoi," dijo Zeke. "Algunos guardianes lo encontraron sriviendo a esos monstruos y nos lo mandaron a nosotros. Intentamos rehabilitarlo pero no hubo suerte. Él continúa hablando de cuan grandiosos son los Strigoi y cómo él regresará a ellos algún día y hacernos pagar. Mientras tanto, él hace todo lo que puede para pretender que es uno de ellos."
"Oh," dijo Liam, con una sonrisa maliciosa. "Yo seré uno de ellos. Ellos considerarán mi lealtad y sufrimiento. Ellos me convertirán, y yo seré poderoso más que tus minúsculos sueños mortales. Viviré para siempre e iré a por ti, por todos ustedes. Me alimentaré de tu sangre y saborareé cada gota. Ustedes Alquimistas sueltan todas sus maniobras y creen que controlan todo. Ustedes se enagañan. Ustedes no controlan nada. Ustedes son nada."
"¿Lo ves?" dijo Zeke, moviendo su cabeza. "Patético. Y aún asi, esto es lo que podría pasar si no hicieramos el trabajo que hacemos. Otros humanos podrían convertirse en alguien como él, vendiendo sus almas por la vacía promesa de inmortalidad." Él hizo la señal de Alquimista contra el mal, una pequeña cruz en su hombro, y me encontré a mi misma repitiéndolo.
"No me gusta estar aquí, pero a veces....a veces es un buen recordatorio del por qué tenemos que manterner a los Moroi y a los otros en las sombras. Del por qué no podemos dejarnos engañar por ellos." En el fondo de mi mente sabía que había una gran diferencia en la forma que los Moroi y los Strigoi interactuaban con los humanos. Aún así, no podía formular ninguno argumento mientras estaba en frente de Liam. Él me tenía estupefacta, y con miedo. Esto era lo que luchábamos en contra. Esto era la pesadilla que no podíamos permitir que sucediera.No sabía que decir, pero Zeke parecía no anticipar mucho.
"Venga. Vamos." A Liam, agregó, "Y tú, será mejor que comas esa comidad porque no vas a tener más hasta la mañana. No me importa cuan duro y frío esté." Los ojos de Liam se entrecerraron.
"¿Qué me importa la comida humana cuando pronto estaré bebiendo el nectar de los Dioses? Tú sangre estaré caliente en mis labios, la tuya y la de chicas bonitas." Él empezó a reirse entonces, un sonido que iba mas de inquietante que los gritos de Keith. Esa risa continuó mientras Zeke me llevaba fuera de la habitación.
La puerta se cerró detrás de nosotros, y me encontré a mi misma de pie en el pasillo, adormecidad. Zeke me miro preocupado.
"Lo siento...probablemente debí de haberte enseñado aquello." Moví mi cabeza despacio.
"No...tenías razón. Es bueno para nosotros verlo. Para entender lo que estamos haciendo. Siempre supe...pero nunca esperé nada como aquello." Intenté desviar mis pensamientos a las cosas que hacía todos los días y borrar aquel horror de mi cabeza. Miré abajo hacia mi cafe. Estaba sin ser tocado y se había entibiado. Hice una mueca.
"¿Puedo tomar más cafe antes de irme?" Necesitaba algo normal. Algo humano.
"Por supuesto." Zeke me llevó denuevo al salón. El bote de café que hice aún estaba caliente. Me deshice del viejo cafe y vertí nuevo cafe. Mientras lo hacía, la puerta se abrió, y un angustiado Tom Darnell entró. Él parecía sorprendido de ver a alguien aquí y caminó por nuestro lado, sentándose en el sofe y hundiendo su cabeza en su manos. Zeke y yo intercambios miradas de incierto.
"Señor Darnell," empecé "¿Se encuentra bien?" Él no me respondió de inmediato. Mantenía su rostro cubierto, su cuerpo temblaba con silenciosos llantos. Yo estaba a punto de irme cuando él me miró, aunque tenía la sensación de que él no estaba viéndome.
"Ellos han decidido," dijo él. "Han decidido acerca de Keith."
"¿Ya?" Pregunté, sorprendida. Zeke y yo apenas habíamos pasado cinco minutos con Liam.Tom asintió con la cabeza, sombriamente.
"Ellos lo van a mandarlo de regreso...de regreso a re-educación." No podía creerlo.
"Pero yo...¡pero se los conté! Les dije que él no estaba ligado con vampiros. Él cree lo que...el resto de nosotros cree. Fueron sus decisiones las que estaban mal."
"Lo sé. Pero ellos dijeron que no podemos tomar el riesgo. Aunque parezca que Keith no se preocupe por ellos, incluso si cree que no lo hace, el hecho es que él todavía ha mantenido un acuerdo con ellos. Ellos están preocupados que la voluntad de ir en esa clase de asociación pueda, subconscientemente, influenciar en él. Es mejor arreglar las cosas ahora. Ellos...Ellos probablemente tengan razón. Esto es lo mejor."
La imagen de Keith golpeando el cristal y rogando para no ser llevado, aparecieron por mi mente.
"Lo siento, señor Darnell." La mirada angustiada de Tom se centro en mi un poco más.
"No te disculpes, Sydney. Has hecho tanto...tanto por Keith. A causa de lo que les dijiste, ellos van a reducir su tiempo en re-educación. Eso significa mucho para mi. Gracias." Mi estómago se retorció. Por mi, Keith había perdido un ojo. Por mi, Keith había ido a re-educación en primer lugar. Denuevo, ese sentimiento vino a mi: él se merecía sufrir de alguna manera, pero él no merecía esto.
"Ellos tenían razón acerca de ti," añadió Tom. Él estaba tratando de sonreir pero fallaba. "Que ejemplo tan estelar eres tú. Tan dedicada. Tu padre debe de estar muy orgulloso. No se cómo has vivido con esas criaturas cada día y seguir manteniendo tus creencias. Otros Alquimistas podrían aprender mucho de ti. Tú entiendes lo que responsabilidad y deber significa."
Desde que salí de Palm Springs, ayer, en realidad había estado pensando mucho en el grupo que dejé atrás, cuando los Alquimistas no me estaban distrayendo con prisioneros, por supuesto que pensaba en Jill, Adrian, Eddie, e incluso en Angeline...quien era en ocasiones frustante, pero al final ellos eran personas que me había acostumbrado a verlos y preocuparme por ellos. A pesar de todos los paseos de un lado para otro que me hacían hacer, echaba de menos a ese grupo heterogéneo en ese mismo instante que dejé California. Algo dentro de mi parecía vaciarse cuando ellos no estaban cerca.
Ahora, sintiéndome de esa manera me confundía. ¿Estaba haciendo desaparecer las barreras entre la amistad y el deber? Si Keith se había metido en problemas por una ocasión pequeña con los vampiros, ¿cuán de peor era mi caso? ¿Y cuán cercano estábamos cualquiera de nosotros de convertirse en alguien como Liam? Las palabras de Zeke resonaron dentro de mi cabeza. Nosotros no podemos dejarnos engañar por ellos. Y lo que Tom había dicho: Tú entiendes lo que responsabilidad y deber significan. Él estaba observándome expectante, y pude lograr formar una sonrisa mientras escondía mis miedos.
"Gracias, señor," dije. "Haré lo que pueda."
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